
Cuando brindas con tus colegas una noche de cualquier día de
la semana. Cuando miras de reojo a tu mejor amiga que está en la otra esquina
de la mesa porque sabes que va a opinar como tú, cuando llegas a casa sabiendo
que alguien estará dispuesto a escucharte, es ahí, cuando no hay miedo.
Cinco letras en una misma palabra que muchas veces nos
acompaña y nos colapsa sin dejarnos avanzar. Miedo que aparece sin más.
Ese miedo, ese miedo que nos persigue; el miedo a fallar, a intentarlo,
el miedo a que no salga bien, el miedo a que salga bien pero luego se pierda,
el miedo a continuar, el miedo a que no sea lo que fue o el miedo a que vuelva
algo que nunca tuvo que ser.
El miedo que nos acompaña desde la angustia de los 8 meses
cuando los bebés empiezan a reconocer a
extraños de los conocidos y sienten que se separan de la zona de confort, de
aquello que les hace sentir cómodos y le ayuda a sobrevivir. Ese afecto que irá
cambiando a medida que vamos creciendo y nos vamos socializando.
La clave está en fomentar el autoconcepto y con ello la autotisma.
Para mi la clave, es dar con esas personas que te hagan
sentir que siempre podrás llegar a ellos sin problemas. Que no te quieran a
ratos y que siempre quieran hacerte reír.
Nos educan, nos enseñan y muy pocos nos dejan arriesgar
desde pequeños para acercarnos al miedo y saber, que si algo no sale bien un
día, nos quedan muchos más por avanzar.
Cuando pienses que no puedes más, cuando creas que todo te
supera y piensas que todo se perdió. Al
final, siempre hay alguien que no falla nunca, porque está contigo. Y sabes? Simplemente
ERES TÚ
Empieza a disfrutar sin que ese miedo haga ocupar el lugar
de tus sueños.
Nadie dijo que era fácil, pero seguro que merece la pena.
Arriesga que seguramente ganaras o aprenderás que es lo que no debes hacer más.
Pero nunca pierdas la esencia que te hace ser quien eres.
Por cierto, buenas noches bellezones, no es mi mejor día
pero en este ratito que os he dedicado, se me ha olvidado todo el miedo que hay
detrás. Y ya sé que no es martes…. Pero a veces, se necesita.
Así que toca cerrar portátil,
descansar y a comernos el martes. ¿Me acompañas? O mejor dicho…
¿te quedas conmigo?
Cuando arriesgas confiando en que todo salga como esperas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario